SHANGHAI.- El disidente cibernauta chino Lin Hai, procesado por haber suministrado 30.000 direcciones electrónicas al extranjero, fue condenado ayer a dos años de prisión por un tribunal de Shanghai.

Lin Hai, de 30 años, fue juzgado en Shanghai por «incitación al derrocamiento del Estado», una acusación que podría haberle costado 15 años de prisión.

Según informa Europa Press, el condenado fue arrestado en marzo pasado y procesado a puerta cerrada el pasado 4 de diciembre.

Este ex ejecutivo de una empresa de programas informáticos fue acusado de haber suministrado unas 30.000 direcciones electrónicas chinas a revistas disidentes en el extranjero. Estas últimas utilizaron las direcciones para distribuir artículos, a través de Internet, en los ordenadores chinos.

Lo cierto es que Internet se está convirtiendo en un arma contraria al regimen chino. Mientras que hoy en día existen alrededor de millón y medio de cibernautas, las previsiones cifran en más de cinco millones el número de navegantes cuando finalice 1999. ¿Alguien puede parar a Internet?

Para combatir este nuevo demonio, el Gobierno ha iniciado una batalla para frenar su influencia. Un nutrido equipo de técnicos del más alto nivel, al servicio del Estado, se encarga día a día de bloquear las páginas que llevan mensajes inadecuados. Los populares webs de la CNN y de la tórrida revista Penthouse están entre los censurados.

El Gobierno chino es quien encabeza directamente la lucha contra Internet. El es quien se encarga de gestionar los operadores que dan acceso a la Red de redes. «Su problema es que la cantidad de información es tan grande que es imposible detener», ha dicho Lian Shengde, miembro del opositor Partido Democrático Chino.

Precisamente, ayer se dio a conocer una encuesta en la que se refleja que el 70% de la juventud urbana de China no tiene acceso a la red. El 66% de los jóvenes chinos cree que Internet es «un milagro del mundo moderno».